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10 de abril de 2025

¿Vuelve el corralito? Milei juega al Jenga con los dólares de los ahorristas mientras el FMI aprieta y Cavallo advierte

Después de dinamitar el Banco Central “porque no sirve para nada”, el gobierno de Milei estaría usando los dólares de los ahorristas para contener la corrida y evitar que el castillo de naipes se derrumbe. Domingo Cavallo —sí, Domingo Cavallo— advierte que ya vimos esta película. Spoiler: termina con cacerolas.

 ¿Vuelve el corralito? Milei juega al Jenga con los dólares de los ahorristas mientras el FMI aprieta y Cavallo advierte

 

En un país que parece tener una debilidad crónica por tropezar con las mismas piedras —y con los mismos ministros—, la alarma volvió a sonar. Domingo Cavallo, el arquitecto del “corralito” de 2001, reapareció con una advertencia digna de una película de terror fiscal: “Se están usando los dólares de los ahorristas para contener el precio del dólar oficial”. La frase encendió todas las alarmas de una sociedad que ya conoce muy bien cómo terminan estas estrategias.

Y aunque suene paradójico, es precisamente Cavallo quien está encendiendo la sirena. ¿Qué sabe que nosotros no? ¿O acaso simplemente está reconociendo que la historia está empezando a rimar?

El déjà vu del "corralito" original

Para entender el presente hay que mirar el espejo del 2001. En aquel entonces, el gobierno de la Alianza intentaba sostener el régimen de convertibilidad con alambres. La recesión era prolongada, la deuda externa asfixiante, la fuga de capitales imparable y las reservas del Banco Central se evaporaban.

Fue en ese contexto que Cavallo diseñó el “corralito”: una medida desesperada para frenar la sangría de dólares y evitar el colapso total del sistema financiero. ¿El resultado? Cacerolazos, caída del gobierno, default y una crisis social y económica sin precedentes.

¿Y ahora? Las piezas se mueven parecido

Si bien la coyuntura no es idéntica, las similitudes inquietan. Argentina vuelve a estar en el radar del FMI, que exige reformas estructurales, recortes brutales y acumulación de reservas. La pobreza supera el 49%, la actividad económica se enfría y la confianza en el sistema financiero es tan frágil como el cristal.

El gobierno de Javier Milei intenta contener el dólar oficial en una delgada línea entre la ortodoxia monetaria y la alquimia financiera. Las reservas brutas superan los 64 mil millones de dólares, pero las netas están comprometidas por deuda, swaps y otros compromisos. Los bancos, por su parte, tienen dólares… pero una corrida bancaria siempre puede dejarlos mirando al cielo.

El nuevo préstamo, con letra chica

Para conseguir el nuevo crédito del FMI por 20.000 millones de dólares, Milei aceptó las condiciones clásicas del manual fondomonetarista: superávit fiscal primario, acumulación de reservas, metas trimestrales y reformas de fondo. En criollo: ajustar más, emitir menos y no tocar el dólar.

Pero hay una traba fundamental: el cepo. El gobierno asegura que lo va a levantar “cuando haya condiciones”. ¿Y cuáles son esas condiciones? Acumular reservas, desarmar pasivos del BCRA, y que no haya sobresaltos políticos. Es decir, una combinación de factores tan improbables como ver a Cavallo reconociendo errores.

¿Corralito versión 2025?

El fantasma del corralito vuelve a recorrer los pasillos de la City. En off, algunos banqueros reconocen que en caso de una corrida masiva —con el cepo aún activo y los dólares cada vez más escasos—, las entidades no podrían garantizar la devolución total de depósitos en moneda dura. El sistema financiero, aunque más robusto que en 2001, sigue siendo vulnerable al miedo colectivo.

Y aquí es donde el alerta de Cavallo cobra otra dimensión. ¿Está advirtiendo como un viejo lobo arrepentido o simplemente cubriéndose las espaldas ante un déjà vu anunciado?

Final abierto (y con olor a cacerola)

Por ahora, el gobierno niega cualquier posibilidad de restricciones. Pero la tensión es palpable. Si el dólar sigue presionado, si el FMI se pone más duro, y si la confianza se evapora, la posibilidad de un nuevo “corralito”, aunque maquillado, no es tan descabellada.

Mientras tanto, Milei sigue gritando contra la casta, el Banco Central y la inflación... pero a los ahorristas ya no les alcanza con los gritos. Quieren certezas. O, al menos, que no les manoteen los dólares otra vez.

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