5 de enero de 2025
Las aventuras de Jorge Pérez Companc en el Rally Dakar: del escape de terroristas en África al “espionaje” ruso
El empresario, junto a su hermano Luis, fueron los primeros argentinos en completar la carrera en autos, en 2000. Luego hizo podio en 2016 en camiones. Hoy participa con su hijo Cristóbal en la categoría Classic
Jorge el año pasado abandonó con José María Volta, experimentado navegante de rally. Ahora busca completar la carrera. Infobae habló con él: tiene ricas historias de su participación en el Rally Dakar. De aquella participación en el arranque del tercer milenio, cuenta que “fue la única vez que se corrió por todo el norte de África. Fueron 28 días, cuando generalmente se corren dos semanas. Fuimos los primeros argentinos en llegar después de un esfuerzo enorme, porque de hecho le arrancamos todo el tren delantero a la camioneta. Fue, sobre todo, un ejercicio mental muy grande”.
Sobre cómo se lanzó a aquella historia, recuerda que “siempre con mi hermano fuimos los dos muy aventureros. Nos gustan mucho los desafíos y tenemos un lem: ‘Nada es imposible, todo hay que intentarlo’. La idea era tratar de ver qué era lo que podíamos hacer juntos, más allá de que nos demandara un esfuerzo gigantesco. Y lo logramos. Nos costó mucho, desde lo mental y lo físico, pero llegamos y también fue muy bueno ser los primeros argentinos en conseguirlo. A partir de ahí, a mí me quedó mucho esto de las carreras, sobre todo largas, duras, difíciles y en lugares inhóspitos, algo que me divierte mucho”.
Si bien cumplieron con el objetivo de “dar la vuelta”, como se define al hecho de completar la competencia, afirma que no repetiría algo así en la categoría autos. “Viendo para atrás, nunca más lo volvería a hacer. Ya estoy grande, estoy por cumplir 60 años y me gusta, aunque sea en esta locura, tener un poquito de confort y un poco más de certeza mecánica. Pero es parte de la aventura”.
En 2016, ya con la carrera instalada en Sudamérica y con nuestro país como uno de sus epicentros, otra vez hizo historia al integrar la única tripulación argentina en conseguir un podio, ya que fue tercero junto al piloto Federico Villagra, quien es múltiple campeón del Rally Argentino, y Andrés Memi. “Federico es un monstruo y Andrés es un genio en la arena”, subraya.Esa tripulación tomó un rol protagónico importante, al punto que el equipo a batir, que era el de los rusos de Kamaz, hizo todo lo posible para complicarlos: “En la siguiente carrera nos volvieron locos. De hecho, en las dos últimas etapas nos pusieron uno de sus camiones para taparnos”, confiesa. “En esa edición les corrimos a los rusos y a De Rooy. En la última etapa veníamos ganando la carrera y se nos cortó un flexible del freno y el camión trabó las gomas. Tardamos más de una hora para destrabarlas y ahí nos pasó uno de los Kamaz. Pero hasta ahí veníamos peleando de igual a igual”.Aunque esas situaciones lo hicieron dar un paso al costado en cuanto a ese nivel de competencia. “Esas historias fueron el quiebre para no volver a correr profesionalmente o con la presión brutal de correr. Era una locura estar metido ahí adentro porque la presión es brutal. De repente nos encontramos adelante peleando con estos genios, y es un lindo recuerdo, pero no lo volví a repetir porque físicamente me dejó bastante mal. Tuve problemas con las vértebras del cuello”.
Acerca de correr con su hijo, explica que “es todo un desafío”. Ya veremos después de estos 15 días, pero vengo con toda la ilusión de disfrutar con él. Hicimos una prueba en Marruecos y la pasamos muy bien. La idea es tratar de llegar al final y pasarla bien; no tener problemas y no amargarnos. Y porque en el Dakar siempre hay uno o dos días que son una ‘tragedia’ y hay que superarlos”.
No extraña el automovilismo de alto nivel y la regularidad lo atrapó: “Descubrí un mundo nuevo. También corro con una cupé Chevrolet ’39, similar a la que corrió Juan Manuel Fangio en el TC y en mayo me voy a correr la Pekín-París, también con mi hijo. Son 38 días, así que nos vamos a divertir mucho”.Además de Jorge, Luis corrió en el Mundial de Rally y suele probar una Ferrari F2004 usada por Michael Schumacher el año de su séptimo y último título de F1. Su hermano menor, Pablo, también corrió y en 2009 fue campeón del GT 2000, hoy llamado Sport Prototipo. El legado continúa con su otro hijo, Ezequiel, quien también es piloto y hace cuatro años tiene un equipo que se llama Madpanda Motorsport. Está radicado en Barcelona y se dedica a alquilar autos de carrera.
Sobre por qué todos los Pérez Companc no desentonaron cada vez que se subieron a un auto de carrera, sostiene que “creo que lo llevamos en la sangre. Tenemos la suerte de poder hacerlo seriamente y muy profesionalmente”. Cada proyecto que hemos encarado, tanto mis hermanos, como mis hijos y mi sobrino, lo hemos hecho con el mayor nivel de seguridad y preparación. No es un hobby, sobre todo porque uno corre el riesgo de perder la vida y entonces no tiene sentido hacer algo si uno no lo hace profesionalmente”.